Cuando el Valle de Aguere experimenta la lenta salida del solsticio veraniego, en el irrumpir de las primeras nubes y lloviznas de clima norteño, la Ciu-dad se viste de gala para reiterar, en su persistente anualidad, el cariño popular a "su" imagen del Cristo, Sentimiento religioso y ánimo festero incor-poran, con la tradición del tiempo pasado y los nuevos aires del presente, el doble esfuerzo de la Esclavitud —antaño única responsable de la organización de los actos— con la más contemporánea ejercida por la Corporación Municipal. Un trabajo coincidente que aúna la dimensión religiosa con la eminentemente popular de la fiesta, el deporte y el ocio. Sin embargo, los últimos años no han posibi-litado que la tradición masiva de la asistencia de los laguneros al recinto festero haya sido lo amplia y continuada que todos deseamos. La incidencia de elementos extraños a la tradición y problemas evidentes de organización, han desvinculado a muchos ciudadanos de la asistencia a la Plaza y su participación en los eventos programados. En ésta ocasión, aún con escaso tiempo disponible, pretendemos ir recuperando elementos de la tradición que se han ido obviando, posibilitándose así que la diversidad de sectores sociales y edades puedan disfrutar de una amplia gama de opciones que, sin desnaturalizar el origen y claves históricas de la Fiesta, compatibilicen los intere-ses y deseos de todos. Tres recintos testeros, estrechamente unidos y singularizados, posibilitarán a niños, jóvenes y adultos el compartir unos días de plegaria común al Santísimo Cristo de La Laguna junto a la tran-quilidad del ocio festero, alejado de crispaciones y tensiones indeseadas. Por ello, desde la responsabilidad que osten-to, pido la participación masiva que permita seguir acreditando el carácter festero, pacífico y solida-dario que han constituido señas de identidad de nuestra historia como pueblo. ¡Felices fiestas!