Su Historia
La Ascensión del Señor es una fiesta cristiana que se celebra cuarenta días después del Domingo de Resurrección, todavía durante el Tiempo Pascual, y que conmemora el ascenso de Jesucristo al Cielo en presencia de sus discípulos tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo para que los asistiera hasta su Segunda Venida. Esta solemnidad es una festividad litúrgica de muy antigua data.
Aunque no hay evidencia documental de su existencia previa al siglo V, cuando ya es posible encontrar dípticos y frescos alusivos, san Agustín de Hipona señaló que era una celebración de origen apostólico, y se refirió a ella como una festividad de carácter universal en la Iglesia desde antes de su tiempo.
Según el calendario litúrgico tradicional, la Iglesia celebra las llamadas "Rogativas" durante los tres días previos a la Ascensión del Señor, vale decir, los días 37°, 38° y 39° después de la Pascua. La expresión "rogativas" viene del latín, así como el término "letanías" proviene del griego, y es sinónimo de oraciones, súplicas e invocaciones. En un sentido más estricto, reciben este nombre las oraciones públicas hechas por la Iglesia en los tres días que preceden a la fiesta de la Ascensión, para pedir a Dios la conservación de los bienes de la tierra y la gracia de estar libres de los azotes y desgracias. El Directorio de piedad popular incluye las Rogativas dentro de las procesiones y las define como "una súplica pública de la bendición de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, y tienen también un carácter penitencial" (núm. 245). Incluso, el mismo mismo V Domingo de Pascua recibe el nombre de "Domingo de Rogativas". La razón es que el Evangelio de esa domínica Cristo nos enseña que cuanto pidamos al Padre en su nombre nos será dado (Jn 16, 23).
Se atribuye la institución de las rogativas a San Mamerto, obispo de Vienne, quien hacia 474 exhortó a los fieles del Valle del Ródano y del Delfinado a hacer oraciones, procesiones y obras de penitencia durante tres días a fin de aplacar la justicia divina y obtener la cesación de los terremotos, incendios y devastaciones de bestias feroces que afligían la zona. El resultado de estas oraciones hizo se continuasen como una manera de preservar al pueblo contra semejantes calamidades. En 511 el Concilio de Orleans dispuso que se hiciesen tales rogativas en toda la Francia, añadiéndose pronto la práctica del ayuno. Este uso pasó a España a principios del siglo VII, pero en esta nación se destinó el jueves, viernes y sábado después de Pentecostés, ya concluido el Tiempo Pascual. En 816 el papa León III adoptó también las Rogativas en Roma, haciéndolas pronto extensivas a toda la Iglesia universal. La legislación civil dio respaldo a esta costumbre. Carlomagno y Carlos el Calvo prohibieron al pueblo trabajaren tales días y sus leyes fueron observadas durante largo tiempo.
Las procesiones de las Rogativas se llamaron pequeñas letanías, letanías menores o letanías galicanas, porque habían sido instituidas por un obispo de esas tierras y para distinguirlas de las Letanías Mayor o Letanía Romana, que es la procesión que se hace el 25 de abril, día de San Marcos y cuya institución se atribuye a San Gregorio Magno, cuyo pontificado comporta un punto de referencia ejemplar de una relación fecunda entre liturgia y piedad popular (Directorio de piedad popular, núm. 27).
En un comienzo, esta procesión tenía por objeto celebrar el aniversario de la entrada de San Pedro en Roma para hacer de ella la capital del mundo cristiano. El 25 de abril se celebrada en esa ciudad la fiesta pagana de las Robigalia, y ésta consistía principalmente en una procesión que, saliendo de la urbe por la puerta Flaminia, se dirigía al puente Milvio, para terminar en un templo suburbano, situado junto a la Via Claudia, donde se inmolaba una oveja en honor de Robigo, el dios romano de la roya del trigo. De esta forma, la Letanía Mayor no consistió más que en sustituir dicha fiesta pagana por una celebración cristiana. En ella, todos los fieles de Roma iban a la Iglesia de San Lorenzo in Lucina, la más próxima a la puerta Flaminia, para comenzar una procesión que hacía estación en San Valentín, atravesaba el puente Milvio y de allí torcía a la izquierda en dirección al Vaticano. Después de detenerse junto a una cruz, ella entraba solemnemente en la Basílica de San Pedro para la celebración solemne de la Santa Misa. Hacia el siglo VI se añadieron a esta procesión algunas oraciones destinadas a pedir el alejamiento de las calamidades y la conservación de los productos de la tierra.
En el siglo VIII se fijó para ese mismo día, 25 de abril, la fiesta de San Marcos, de donde procede el nombre con el que se conoce a esta práctica, sin que exista conexión entre ambas celebraciones. Esta es la razón por la cual, cuando el 25 de abril cae dentro de la Octava de Pascua, se hace la procesión en el día señalado y la fiesta de San Marcos se traslada para después de concluida ella. Las Letanías Mayores sólo se trasladan cuando coinciden con el Día de Pascua, caso en el cual se desplazan para el martes siguiente.
La estructura de las celebraciones litúrgicas de estos tres días previos a la Ascensión es doble, pues se contemplan las Rogativas propiamente tales y la Misa de Rogativas.
Las Rogativas propiamente tales están compuestas por las Letanías de los Santos, los Salmos y las oraciones que se cantan durante la procesión. Ellas tienen por fin alejar del pueblo los azotes de la Divina Justicia y atraer las bendiciones de su misericordia sobre los sembrados. Se prescribe el color morado en señal de penitencia. Originalmente, esta procesión recorría todo el contorno del territorio jurisdiccional de la parroquia, deteniéndose en las cruces estacionales que servían de hitos. Este es el origen de las cruces que se encuentran en los caminos rurales de Europa y que todavía se puede ver en algunas zonas del campo chileno.
Durante la procesión de Rogativas destaca especialmente el canto o recitación de las Letanías de los Santos. Ellas son una estructura litúrgica ágil, sencilla, popular, atestiguada en Roma desde los inicios del siglo VII, donde convergen elementos procedentes de la tradición litúrgica junto con otros de origen popular. Su entonación es expresión de la confianza de la Iglesia en la intercesión de los Santos y de su experiencia de la comunión de vida entre la Iglesia de la Jerusalén celeste y la Iglesia todavía peregrina en la ciudad terrena (Directorio de piedad popular, núm. 235).
La Misa de Rogativas tiene un propio que se repite durante el lunes, martes y miércoles que preceden a la fiesta de la Ascensión del Señor. El color litúrgico propio es el morado y durante la Misa no se enciende el cirio pascual. Hay una iglesia estacional para cada día: el lunes corresponde estación en Santa María la Mayor, el martes en San Juan de Letrán, y el miércoles en San Pedro del Vaticano. Todo el propio inculca cuál sea la eficacia de la oración del justo cuando es humilde, confiada y perseverante. Elías con su oración cerró y abrió los cielos en la prolongada sequía que afligió al pueblo de Israel (Epístola), y nuestro Señor mismo nos muestra mediante dos parábolas cómo Dios da su Espíritu Santo a los que se lo piden, porque es bueno y misericordioso (Evangelio y Aleluya). En nuestras aflicciones pongamos en Él nuestra confianza y seremos oídos (Introito y Oración).
Tras la reforma posconciliar del calendario litúrgico, las Rogativas fueron conservadas, pero con indicación de que ellas pueden ser celebradas en cualquier tiempo, correspondiéndole a las respectivas conferencias episcopales fijar su disciplina (Ceremonial de los obispos, núm. 382, y Directorio de piedad popular, núm. 245). El Ceremonial de los obispos exhorta a los ordinarios a procurar la celebración de las Rogativas junto al pueblo que les sido confiado (núm. 383), y señala que para la Misa de cada uno de esos días se escogerá de entre las Misas para diversas necesidades aquella que sea más apropiada a la intención por la cual se hacen las súplicas(núm. 384).
El Stmo. Cristo de La Laguna y las Rogativas.
En la Ciudad de La Laguna, las Rogativas en la que se tiene constancia son apartir del s.XIX hasta el s.XX.
En este caso era con la imagen del Stmo. Cristo de La Laguna, que era traslado a la S.I. Catedral en el cual permanecía cerca de una semana, donde por las tarde se oficiaban los cultos para perdir el cese de alguna enfermedad, la sequía, etc. También era para solicitar las lluvias necesarias para los campos.
Terminada esa semana era traslado en procesión la venerada imagen acompañados de las autoridades municipales y por las hermandades y cofradias en la que se encontraba la Esclavitud del Stmo. Cristo de La Laguna.
Se tiene constancia que 1897 el Stmo. Cristo de La Laguna salió en procesión por ROGATIVAS para pedir la lluvia hasta el monasterio de las Clarisas ya que ese año asolaba una sequía que estropeaban los campos de nuestra y que dice así:
En vista de la gran sequía que nos amenaza con la pérdida de las cocechas y otros intereses, ha ordenado S. E. I. el Obispo de la Diócesis que todos los sacerdotes según permiten las rúbricas, añadan diariamente en la Sta. Misa la oración pidiendo el beneficio de la lluvia. A este mismo fin dispuso además, que se hicieran rogativas públicas en la Catedral, que han sido muy concurridas esperando los habitantes de la Laguna que la veneranda imagen del Sto. Cristo, oirá las plegarias obrando nuevas maravillas.
A continuación una Crónica de los hechos sucedidos en las Rogativas de ese año.
El 18 de marzo de 1897.En la vecina ciudad de la Laguna han empezado á celebrarse rogativas en demanda de lluvias que fertilicen nuestros agostados campos.
La imagen del Crucificado que se conoce bajo la denominación del Cristo de la conquista ha sido trasladada con toda solemnidad á la Catedral, donde tienen lugar las citadas rogativas.
A propósito de la sequía hemos oido asegurar que de no llover en los días que restan del corriente mes,aún en los mismos campos de la Laguna que es donde menos se han notado hasta ahora los desastrosos efectos de la falta de lluvias, se puede dar por perdida la cosecha de cereales.
En todas las islas sin excepción sucede lo mismo ó peor; pues en muchos parajes, las costas principalmente, ya se perdió la sementera.
Asusta pensar en el conflicto que se presentará, llegándose á carecer en varios puntos hasta de agua potable si no llueve muy pronto.
En esta misma Ciudad el caudal del agua del abasto que tenemos hoy, puede ser comparado al que en años normales suele llegar á fines de Junio.
Nuestro Ayuntamiento no debe levantar mano en el expediente de expropiación forzosa del agua délos Catalanes que es la que con más facilidad puede unirse á la de Aguirre y prevenir conflictos como al que estamos avocados en este verano, si Dios no lo remedia.
En Marzo de 1910, se recogen noticias que el Stmo. Cristo de La Laguna se encontraba en la iglesia de San Agustín donde se realizaban los cultos para las Rogativas y que dice así:
“Muy concurridos se ven los sermones que tienen lugar en la iglesia de San Agustín con motivo de las rogativas dispuestas para implorar las lluvias; pero ni los cuentos entretenidos del P. Andrés, ni sus exhortaciones á la Divinidad, ni tampoco la unánime y fervorosa súplica que al Cristo de La Laguna elevan cientos de corazones, han hecho conmover en forma á las nubes. Solo, y de vez en cuando, cae una posmita, que apenas moja y que, por consiguiente, no resuelve en modo alguno la situación de sequía por que atraviesa la isla”.
El 16 de febrero de 1916 se realizan las Rogativas al Santo Cristo de La Laguna. Fue accediendo a una cristiana petición del Ayuntamiento de la Laguna, el Excmo. Sr. Obispo ha dispuesto la celebración de rogativas para impetrar del Cielo la cezación de la pertinaz sequía que tiene ya asolados a nuestros Campos. Se trasladó al Santísimo Cristo desde su capilla a la Iglesia Catedral. Numerosisimos fieles presididos por una comisión del Ayuntamiento acompañaron a la milagrosa y venerada Imagen. Predicó el elocuentemente beneficiado Sr. Hernández Espinosa, y la concurrencia fué tan grande que llenaba por completo el amplio templo Catedral.
El 1 de marzo terminan las Rogativas al Santísimo Cristo de la Laguna, y en acción de gracias por las lluvias de estos dias, fruto indudable de las oraciones al Cielo, y prueba irrefutable de la providencia de Dios, se verificó la procesión de la venerada Imagen, para tornarla, gloriosa y objeto de ferviente adoración, a su Santuario.
A las 12 en punto, salió de la Catedral la sagrada efigie. Una inmensa muchedumbre, puede decirse que toda la cristiana Ciudad de la Laguna, se congregó en la espaciosa plaza y en las calles adyacentes. El Excmo. Ayuntamiento, con maceros, Autoridades militares, Comisión del Instituto general y Técnico; representación de la Cruz Roja, llevaban la presidencia civil; y el Ilustrísimo Cabildo Catedral, presidido por el Sr. Dean, D. Luis Palahí; Seminaristas; hermandades del Santísimo; del Rosario; y Real y Pontificia Esclavitud, con sus respectivos estandartes y banderas, a más de las Parroquias de Santo Domingo y la Concepción, llevaban la presidencia religiosa, realzando con su numeroso concurso la expléndida manifestación de fé. También concurrieron las bandas de música Municipal y «La Fé».
La procesión partió de la Catedral y cruzó por las calles de Sol y Ortega, San Agustín, la Rosada, Obispo Rey Redondo, Nava Grimón, Palma, Pino, San Agustín, Juan de Vera, las Cruces, y plaza de San Francisco. Todas las casas del largo trayecto lucían vístosas y ricas colgaduras de damasco, como en las grandes fiestas y solemnidades; y desde las ventanas, arrojaban las señoras, al paso de la milagrosa Imagen, lluvias de flores.
A las 2 y media de la tarde llegó la conmovedora procesión a la plaza de San F'rancisco, situándose a la venerada efigie de frente a dicha plaza, mientras una inmensa lluvia de cohetes atronaba el espacio.
Un púlpito portatil colocó entre el patio interior que da acceso al Santuario y la plaza de San Francisco junto al muro que divide ambas explanadas, en las cuales se congregó la inmensa muchedumbre, porque el templo era incapaz para contenerla.
El P. Marín, elocuentísimo orador de la Congregación del Inmaculado Corazón de María residente en esta Capital, tuvo a su cargo el sermón en acción de gracias.
Si la fama, de que el ilustre misionero vino precedido a esta isla y el renombre que adquirió desde que en esta Capital pronunció su primer sermón, no fueran circunstancias del dominio público, el de este día, seria suficiente para trazar la apología oratoria del virtuoso sacerdote y para llenar de justo orgullo a la Comunidad a que pertenece, y a quien tanto debe el auge del Catolicismo en Tenerife.
Hoy fué dia del corazón: no de discurrir, sino de sentir; de sentir con honda emoción ante la realidad, dos veces consecutivamente repetida, de la providencia divina, manifestada a petición del fervor y de la fé.
El P. Marín con el calor de esa emoción, tuvo períodos admirables, en que penetrando con la magia de su palabra elocuentísima, puesta al servicio de una causa sublime, tocó las más sensibles fibras del corazón de sus oyentes y arrancó un mar de lágrimas a los devotos que, en torno de su persona y pendiente de su verbo, se habían constituido en guardia del Sr. Crucificado.
Cristo, palabra que compendia, por si sola, todo un mundo de ciencia, divina y humana, teológica y natural; Cristo en quien debemos creer, a quien debemos amar y de quien debemos esperar, fué el tema magistralmente desarrollado por el ilustre misionero, en presencia de aquella muchedumbre de creyentes que, como los habitantes de Sión se llenaron de júbilo por que el Señor se habla manifestado con su grandeza, a presencia de todos.
Tuvo también muy merecidos juicios y apóstrofes, para loa papeles que, locos de desvarios, se han permitido, ¡pobrecillos!, blasfemar de laasrogativas tomándolas a broma, y llamó la atención de los oyentes sobre lo que significa para el Cristo, favorecer con una suscripción a tales periódicos.
Juicios sobre la oratoria, semejantes al que dejamos consignado, nos han expresado respecto a los demás sermones pronunciados durante los cultos de las rogativas.
La palabra elocuente de nuestros Beyro, Espínosa, Ojer, Herrera; Belamendía, Medina y González Marrero, cautivarón a los fieles que se han venido congregando en el Stmo. Templo Catedral.
El sermón del P. Marín, fué digno remate de las oraciones de sus antecesores, de la fé de sus oyentes y de las mercedes del Stmo. Cristo.
En la fechas de Dicembre 1917 y en Enero 1918 se tiene constancia de que tambien se realizaron las Rogativas.
En 1919 que fue solicidado por el Excmo. Ayuntamiento de La Laguna al Sr. Obispo y que dice así:
“Por acuerdo de nuestro excelentísimo Ayuntamiento, se ha diapuesto se hagan rogativas al Santísimo Cristo de La Laguna, implorando las lluvias de que tan faltas están nuestras tierras.”
El traslado de la venerada imagen desde su capilla a la Catedral, se realizó el Jueves, día 13, a las 6 de la tarde. Una vez que el Stmo. Cristo ya descansaba en el Templo Catedralicio se realizó un sermón, a cargo del M. I. Sr. Deán don Alejandro de la Peña y durante los dias que duren las rogativas, habrá Sermón todas las tardes a cargo de un orador .
Los Sermones corrían a cargo de diferentes sacerdotes de la isla como el padre Plácido, franciscano; el padre Salgado, de los paules, el padre Jerónimo Benito, nuevo superior de los padres misioneros del S. O. de María, de Santa Cruz de Tenerife
El viernes 21 era el día Solemne de las Rogativas. Los actos comenzaron a las siete y media de la mañana presidido por el señor Obispo el cual daba la comunión general a los fleles.
Por la tarde se efectuó la procesión general de rogativas al Santísimo Cristo, resultando el acto muy concurrido, solemne y conmovedor. En dicha procesión asistieron el Excmo. Ayuntamiento bajo mazas, el Iltmo. Sr. Obispo, autoridades, Cabildo Catedral, clero de las dos parroquias, (Parroquia de la Concepción y de los Remedios) Esclavitud, hermandades, etc,
Al regreso de la procesión de nuevo a la Catedral predicó el Iltmo. Sr. Obispo.
El sábado 22, a las 10 de la mañana si la sequía continúaba, y siguiendo tradicional costumbre, la parroquia de Santo Domingo trasladará al Santisimo Cristo desde la Catedral a la iglesia del convento de monjas Catalinas, donde continuarán por tres dias los cultos de rogativas.
Allí permanecerá hasta el 24 de Febrero, en que será trasladada de nuevo la imagen, como es tradición, al convento de las Monjas clarisas. Hacía 22 años, que el Santo Cristo no había sido llevado en rogativas hasta dicho Convento de las Clarisas. La Rogativas seguirán dos días más.
Una de las anecdotas que se producen ese año en el convento de las claras,es que el 2 de marzo, primer domingo de cuaresma y según la tradición, el Cristo será desclavada de su Cruz, introduciédolo en el coro bajo, hasta que se verifique la función del viernes santo en que será reintegrado al que será reintegrado a su iglesia.
Como se podrá ver, a pesar de que estas rogativas se han hecho conforme a la tradición y hasta el Cristo ha sido desclavado de su cruz, hecho inaudito en los anales católicos, el tiempo continúa tan de verano como cuando se comenzaron las peticiones sacro-acuáticas.
En Marzo de 1927 por la pertinaz sequía se realizaron las ROGATIVAS AL SANTÍSIMO CRISTO DE LA LAGUNA cuya nota de prensa decía lo siguiente:
“En la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis continúan viéndose concurridisimas de fieles las rogativas al Santísimo Cristo de La Laguna, por la grave sequía que se siente en toda nuestra isla. Ocupa la cátedra sagrada en esos actos religiosos, el M. I. Magistral de Tenerife, don Heraclio Sánchez Rodríguez.
El sábado próximo predicará en dichas rogativas nuestro amadísimo Prelado, Fray Albino González Menéndez Reigada, con lo que esos actos religiosos revestirán su máxime esplendor.
Se espera que también constituya una grandiosa manifestación de fé católica y de veneración al Santísimo Cristo de La Laguna, el traslado de esta milagrosa Imagen desde la Catedral al convento de tas Monjas Calalinas.
La solemne procesión de hoy Domingo,con la gran y elocuente y sentida oración sagrada que anoche pronunció el ilustre Obispo de Tenerife, Fray Albino González Menéndez Reigada, se terminaron en la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis, los actos de rogativas al Santísimo Cristo de La Laguna, que en dicho templo se venían celebrando, con motivo de la sequía que se está dejando sentir en esta isla.
Como final de las rogativas en el mencionado templo, el domingo 3 de abril, desde la Catedral saldrá procesionalmente el Santísimo Cristo de La Laguna, recorriendo las calles de la vecina ciudad.
Dicha procesión—que promete revestir extraordinaria solemnidad—tendrá lugar a las cinco de la tarde y a ella concurrirá el Cabildo Catedral, las dos parroquias. Hermandades, el Excmo. Ayuntamiento y autoridades invitadas.
En el Convento de Santa Catalina
El lunes próximo, 4 de abril a las diez de la mañana, de la Santa Iglesia Catedral saldrá nuevamente el milagroso Cristo de La Laguna, siendo llevado al Convento de Religiosas de Santa Catalina, según tradicional costumbre en parecidos actos.
La Sagrada Imagen permanecerá en el referido Convento durante tres días, celebrándose por la noche los actos de rogativas.
El regreso a San Francisco
7 de abril. El último día,de las rogativas en el Convento de Santa Catalina, tendrá lugar el traslado, procesionalmente, del Santísimo Cristo a la iglesia de San Francisco de Asís, donde a diario se rinde culto a esa veneranda Imagen.
La procesión de ese día tendrá lugar a las cinco de la tarde.”
Diez años mas tarde en 1937 se realizaron unas rogativas pero en este caso no era para pedir las lluvias para para el campo sino por la Paz de España ya que el 17 de julio de 1936 comenzó la Guerra Civil Española y que terminó el 1 de abril de 1939 (2 años, 8 meses y 15 días).
Por tal motivo el viernes, 22 de enero, a las seis de la tarde, fue trasladado el Santísimo Cristo de La Laguna, desde su capilla a la Santa Iglesia Catedral, donde comenzarón unas solemnes rogativas por la paz de España. Los oradores serán los siguientes:
Día 22: M. I. Sr. Magistral. Día 23: M. I. Sr. Chantre. Día 24: M. I. Sr. Magistral. Día 25: M. I. Sr. Lectoral. Día 26: M. I. Sr. Magistral. Día 27: M. I. Sr. Lectoral. Día 28: M. I. Sr. Doctoral. Día 29: M. I. Sr. Prefecto de Ceremonias. Día 30: M. I. Sr. Chantre.
El día 31, a las ocho de la mañana tendrá lugar la misa de Comunión general, aplicada especialmente por la pacificación de nuestra querida Patria. Todos los días a las siete de la mañana, será aplicada la misa por los caídos en los campos de batalla, en defensa de nuestros sacrosantos ideales.
El día 31, después de la solemne función, a las cinco de la tarde será trasladado el Santísimo Cristo a su Santuario, donde terminarán las rogativas, cantándose las Letanías de los Santos.
En marzo de 1938, se realizaron unos Solemnes rogativas al Santísimo Cristo de La Laguna para pedir al Santísimo Cristo, por la terminación de la sequía que amenaza con impedir totalmente la recogida de cosechas, se celebrará en su Santuario, en los días 18, 19 y 20 del corriente, o sea el viernes, sábado y domingo de la presente semana, solemnes rogativas que han de tener lugar en dicho templo a las seis y media de la tarde.
Este es el ultimo año de que tenemos constancia de las rogativas con el Stmo. Cristo de La Laguna.