“Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre”. Estamos llegando al final del itinerario cuaresmal. Llagamos hoy a la última de las estaciones previstas: la Cruz, antesala del final, precipicio de la muerte de Jesús. La meta de esta cuaresma que hoy coronamos (el Domingo que viene será Domingo de Ramos), nos trae el anuncio, el aviso de la cruz, de la pasión y del sufrimiento redentor.
Hoy asistimos a la antesala de la agonía del Hijo de Dios. Ha llegado su hora. Jesús es el hombre que grita, llora y teme incluso su propia muerte; suplica la salvación hasta el último instante. Es hora difícil, hora triste como pocas, pero es también la hora decisiva del triunfo y de la gloria; el Padre no lo abandona. La mansedumbre de Jesús ante su propia muerte, nos alecciona.
“Si el grano de trigo no muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”. Para el Jesús del Evangelio de san Juan la cruz es el verdadero trono; el lugar que tanto tiempo lleva buscando; donde por fin será reconocido, glorificado y ensalzado. Tres lecciones magistrales se desprenden de sus palabras: morir para dar fruto abundante, abajarse para ser enaltecido y humillarse para ser reconocido. Actitudes que debemos revisar en nuestra vida.
*¿Cómo vivo yo estas mismas paradojas o contradicciones: morir para dar fruto, abajarme para ser enaltecido y humillado para ser reconocido?
*¿Con qué actitud me enfrento yo a mis particulares patíbulos y cruces de cada día; incluso a la muerte de mis seres queridos?
“Padre, líbrame”, Jesús gritaba. “Padre, aparta de mí ese cáliz”, Jesús lloraba; sí ya sé, “para esto he venido, para esta hora”, es mi razón de ser, dar el paso, es mi pascua, “ el grano de trigo ha de morir”… ¡Padre, ayúdame! ¡Qué angustia! “Padre, lo que tú quieras: moriré…” DAME, SEÑOR, TAMBIÉN A MÍ, TU VALOR Y TU CONFIANZA. Nosotros damos mucha importancia al “hacer”, pero Dios sabe sacar “fruto abundante” de nuestro “padecer”.
Domingo 5 de Cuaresma-B- 21-3-21
Juan 12, 20-33.
PRESENTACIÓN Y COMENTARIOS DE M. ASUN GUTIÉRREZ
20 Entre los que habían llegado a Jerusalén para dar culto a Dios con ocasión de la fiesta, había algunos griegos.
El texto de los griegos que buscan a Jesús sólo aparece en el cuarto Evangelio.
Representan a todos los seres humanos, de cualquier tiempo y lugar.
Todas las personas somos buscadoras de felicidad, amor, sentido, esperanza, preguntas, respuestas, plenitud, verdad, belleza... Todas las personas buscan una referencia que sirva de orientación, que aclare su horizonte, que motive su esfuerzo, que marque la dirección de la meta y que sea capaz de despertar el entusiasmo, la confianza, la ilusión… Jesús es la respuesta. Nos muestra el Camino y el modo de caminar.
Hacía Él se dirigen los deseos y las inquietudes de las buscadoras.
21 Estos se acercaron a Felipe, que era natural de Betsaida de Galilea, y le dijeron: –Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Cada día en el camino de la vida podemos encontrar, si damos confianza y somos personas cercanas y acogedoras, como parece que era Felipe, personas que nos hagan esa misma petición: ¡queremos ver a Jesús! ¡Muéstranos a Jesús! ¿Sabemos satisfacer ese deseo? Mis palabras, mis actitudes, mi vida,
¿reflejan a Jesús y provocan el deseo de querer verlo e imitarlo?
Los discípulos no construyeron un discurso sobre normas ni moral.Mostraron a Jesús.
¿Anhelo ver a Jesús? ¿Dónde lo busco? ¿En quién lo veo?
¿Qué hago para que las personas vean a Jesús?
Querer conocer y ver a Jesús quizá sea el primer paso para poder mostrarlo a l@s demás.
22 Felipe se lo dijo a Andrés, y los dos juntos se lo hicieron saber a Jesús. 23 Jesús dijo: –Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. 24 Yo os aseguro que el grano de trigo seguirá siendo un único grano, a no ser que caiga dentro de la tierra y muera; sólo entonces producirá fruto abundante.
“Si el grano de trigo no muere, no da fruto” Jn 12,26
El texto es el último discurso público de Jesús, cerca de los días de su arresto, condena y ejecución.
Ha llegado la hora. El tiempo de la nueva alianza (Jer. 31,31-34).
Jesús aplica a la vida de l@s discípul@s lo que dice de sí mismo. Se ofrece como referencia. Se encamina hacia esa “hora” con la coherencia de su vida.
Hay “horas” también en nuestra vida. Se trata de vivir siempre con la coherencia que Jesús vivió.
¿A qué he de morir para producir fruto abundante?
25 Quien vive preocupado por su vida, la perderá; en cambio, quien no se aferre excesivamente a ella en este mundo, la conservará para la vida eterna. 26 Si alguien quiere servirme, que me siga; correrá la misma suerte que yo. Todo aquel que me sirva será honrado por mi Padre.
Típica «paradoja» del Evangelio: perder la vida por amor es la forma de ganarla para los valores fundamentales y definitivos; morir a sí mism@ es la verdadera manera de vivir, dar la vida es la mejor forma de saborearla y disfrutarla… Captar la «aparente contradicción»: perder-ganar, morir-vivir, entregar-retener,
dar-recibir… es descubrir la Buena Noticia.
Lo que caracteriza a las seguidoras y seguidores de Jesús es acompañarle en su camino, con la seguridad de que siempre conduce a la Vida plena. Como el suyo.
27 Me encuentro profundamente abatido; pero, ¿qué es lo que puedo decir? ¿Padre, sálvame de lo que se me viene encima en esta hora? De ningún modo; porque he venido precisamente para aceptar esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre.
Jesús asume todo lo humano.
Nos enseña a aceptar lo que nos toca vivir cada día. Nos invita a vivir de un modo nuevo, sin egoísmo, desviviéndonos por los demás, tratando de poner fin a todas las muertes gratuitas, a todo lo que no deja vivir con libertad y dignidad y dificulta la vida de las personas.Como Él.
Entonces se oyó esta voz venida del cielo: –Yo lo he glorificado y volveré a glorificarlo.
29 De los que estaban presentes, unos creyeron que había sido un trueno; otros decían: –Le ha hablado un ángel.
El Padre proclama su amor, su Espíritu. El Espíritu consuela, conforta, llena de vida. El Padre sigue manifestándose, aquí y ahora, para que sintamos su liberación y su gloria, para que escuchemos su voz, estemos atent@s a los signos de los tiempos y acojamos y caminemos con todas las personas que anhelan y buscan.
30 Jesús explicó: –Esta voz se ha dejado oír no por mí, sino por vosotros. 31 Es ahora cuando el mundo va a ser juzgado; es ahora cuando el que tiraniza a este mundo va a ser arrojado fuera.
El Padre nos dirige su voz anunciando que el juicio divino, revelado y manifestado en Jesús, es acogida y gracia, nuestra total liberación.
Ha comenzado el tiempo nuevo. El tiempo del odio ya no tiene la exclusiva.
Ha comenzado el tiempo del amor. Magnífica noticia.
El egoísmo y todo lo que tiraniza-esclaviza es arrojado fuera.
Triunfa el amor, característica esencial de Dios, personificada en Jesús.
32 Y yo una vez que haya sido elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. 33 Con esta afirmación, Jesús quiso dar a entender la forma en que iba a morir.
Jesús habla como actúa y actúa como habla. La coherencia de su vida es lo que hizo que le considerasen peligroso los poderes y los poderosos de este mundo y lo que le condujo a la muerte.
La muerte es para Jesús, y para nosotr@s, la llave de la verdadera vida. La llegada a Casa.
Esa es su promesa y nuestra esperanza.
¿Pienso alguna vez en la muerte? ¿En la de tantas personas que mueren a causa de las injusticias y la insolidaridad? ¿En la de las personas queridas? ¿En mi muerte? ¿Con temor, con resignación, con esperanza? ¿Prefiero no pensar?
Quiero verte, Jesús
Es sólo un deseo,
pero cuando los deseos son hermosos nos llevan a ti.
El Espíritu es el que hace nacer los deseos en el corazón.
A ti, Jesús, te gustan los deseos de quien quiere verte.
Cuando te encuentras con alguien que te busca, detienes tu camino y lo miras.
Quiero verte, Jesús. Quiero conocerte.
Quiero tener experiencia de tu amistad.
Quiero participar de tu Vida.
Dime tu Palabra, Jesús.
Muéstrame tu rostro.
AMÉN