La primera enseñanza que se desprende del Evangelio de hoy es que Jesús no podía soportar que el templo de Dios fuera convertido en un centro comercial. No podía tolerar que la casa de su Padre se convirtiera en un mercado. Nadie ha de abusar de la religión para buscar su propio interés. La liturgia solo es agradable a Dios cuando mueve a los fieles a trabajar no por sus propios intereses, sino por una vida mejor, más digna y justa para todos, empezando por los últimos, los más necesitados. Y, aunque Dios está en todas partes, sabemos por la revelación que es sensible al culto que le tributamos en el templo.
Pero el templo es también la casa del pueblo de Dios, de la Iglesia. Por eso es más importante la iglesia-pueblo que la iglesia-lugar. Y mucho más que el templo de los cristianos importan los cristianos como templo de Dios, ya que desde el día de nuestro bautismo estamos consagrados al Señor igual que las iglesias materiales. Por eso, a diario debemos renovar nuestra conciencia de consagrados a Dios. Y no solo nuestro espíritu, sino también nuestra carne es morada del Señor. Como afirma san Pablo: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo?” Y el mismo Pablo nos arenga: “Os exhorto a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto razonable”. ¿Se compagina esta hermosa doctrina sagrada sobre el cuerpo con la práctica de tanta carne humana profanada, violada, hambrienta, asesinada?
Pero el principal pensamiento de este Evangelio hay que dedicarlo a Jesucristo como templo de Dios para nosotros y para todos. El “plantó su tienda entre nosotros” para acompañarnos en nuestra peregrinación por la historia y, como Cabeza nuestra, nos ha hecho miembros suyos. ¡Qué maravilla, si viviéramos de verdad estas realidades asombrosas, inimaginables para la mente humana! ¡Cómo nos respetaríamos y respetaríamos y amaríamos a los demás! CORDIALES SALUDOS.
Tercer domingo de Cuaresma –B- // 7-3-21
Juan 2, 13-25
PRESENTACIÓN Y COMENTARIOS DE ASUS GUTIÉRREZ CABRIADA
Por desgracia, tal como es vivido hoy por muchos, el cristianismo no suscita «seguidores» de Jesús, sino solo «adeptos a una religión». No genera discípulos que, identificados con su proyecto, se entregan a abrir caminos al reino de Dios, sino miembros de una institución que cumplen mejor o peor sus obligaciones religiosas. Muchos de ellos corren el riesgo de no conocer nunca la experiencia cristiana más originaria y apasionante: entrar por el camino abierto por Jesús.
José Antonio Pagola
“EL CAMINO ABIERTO POR JESÚS”
13 Como ya estaba próxima la fiesta judía de la pascua, Jesús fue a Jerusalén.
La Pascua era la fiesta de la liberación. Jesús acude a celebrarla como un laico más, mezclándose con la multitud rezando y cantando salmos.
Los sinópticos sitúan este relato en la última semana de la vida de Jesús: (Mc 11, 15-19; Mt 21, 12-17; Lc 19, 45-46).
El cuarto evangelio lo coloca al comienzo de la vida pública. Quiere decir, desde el principio, que con Jesús se inaugura un tiempo nuevo en las relaciones del ser humano con Dios.
14 En el templo se encontró con los vendedores de bueyes, ovejas y palomas; también estaban allí, sentados detrás de sus mesas, los cambistas de dinero. 15 Jesús, al ver aquello, hizo un látigo de cuerdas y echó fuera del templo a todos, con sus ovejas y bueyes; tiró al suelo las monedas de los cambistas y volcó sus mesas; 16 y a los vendedores de palomas les dijo: –Quitad esto de aquí. No convirtáis la casa de mi Padre en un mercado.
Jesús denuncia y actúa contra las situaciones injustas.Se enfrenta con indignación y valentía a todo el tinglado religioso-mercantil que se había formado en torno al templo.
Con este gesto profético Jesús denuncia la situación en la que los intereses, económicos, sociales, religiosos y políticos, han suplantado y ocultado a Dios.
Buena ocasión para preguntarnos si esta situación se ha repetido a lo largo de la historia y si sigue siendo actual.
Jesús reacciona ante quienes atemorizan y esclavizan a las personas por medio del culto de ritos y de tradiciones y todo lo supeditan a sus propios intereses.
17 Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura:“El celo por tu casa me consumirá”.
Tener celo por algo es vivirlo con pasión, defenderlo con todo interés y toda intensidad. Se tiene pasión y celo por las cosas que se aman, que interesan profundamente.
¿Cuáles son mis intereses? ¿Coinciden mis actitudes y proyectos con los de Jesús?
¿Siento pasión por la Buena Noticia, por la paz, por un mundo más solidario y una sociedad más justa y más libre?
¿Por qué se apasiona Jesús? ¿Por qué me apasiono yo?
18 Los judíos le salieron al paso y le preguntaron: –¿Qué señal nos ofreces como prueba de tu autoridad para hacer esto?
Las señales que Jesús ofrece son: dedicarse a curar y a devolver la dignidad a las personas antes que cumplir el precepto del sábado o cualquier ley..Tocar leprosos. Lavar pies.
Actuar con plena independencia y libertad.
Su corazón compasivo y liberador. Acoger a tod@s a su mesa.
Ver a Dios en todas las personas, en todas las cosas y en todas las circunstancias.
Señales que provocaron un gran escándalo social y religioso que le conducirán a la muerte.
¿Son las mismas señales que ofrecen al mundo quienes se consideran seguidoras y seguidores de Jesús?
19 Jesús replicó: –Destruid este templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo. 20 Los judíos le contestaron: –Han sido necesarios cuarenta y seis años para edificar este templo, ¿y piensas tú reconstruirlo en tres días?
Jesús resucitado mes el nu8evo lugar de encuentro entre Dios y el ser humano.
El evangelista habla de la sustitución del templo por la persona de Jesús resucitado.
Jesús reemplaza el templo antiguo, la institución más representativa de Israel y se presenta como el verdadero templo, el lugar del encuentro entre Dios y la humanidad.
El Dios de Jesús no es el Dios del culto y de los templos, del incienso, del holocausto, de los capisayos y del sacrificio.
Es el Dios de la compasión, de la libertad, de la vida.
¿Hay magia y mercantilismo en mis relaciones con Dios?
21 El templo del que hablaba Jesús era su propio cuerpo
Jesús supera la idea de un templo localista y materializado.
El verdadero templo es Jesús y todas y cada una de las personas.
Nuestra misión, acercarnos a ellas, compartir sus problemas, sus alegrías, sus proyectos, sus preocupaciones, estar atent@s a sus necesidades... Pasar haciendo el bien, como Jesús.
Las personas son templos vivos de Dios y su gloria es que todas vivan con dignidad, libres y felices.
22 Por eso, cuando Jesús resucitó de entre los muertos, los discípulos recordaron lo que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que él había pronunciado.
Las comunidad cristiana, iluminada por la experiencia pascual, descubrirá que el lugar de la presencia y el encuentro con Dios no es un recinto, sino la Persona de Jesús.
Comienza el tiempo del culto “en espíritu y en verdad” (Jn 4,20), centrado en Jesús Resucitado.
23 Durante su estancia en Jerusalén con motivo de la fiesta de pascua, muchos creyeron en su nombre, al ver los signos que hacía. 24 Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos, 25 y no necesitaba que lo informasen sobre los hombres, porque él sabía muy bien lo que hay en el hombre.
¿Ofrecemos al mundo, como Jesús, signos de solidaridad, fraternidad, amor?
Jesús conoce la respuesta y nos invita a una profunda reflexión a nivel personal y social.
¿Siento alegría, sosiego, paz… al saber y sentir que Jesús me conoce, que conoce mi interior?
TEMPLOS PROFANADOS
Una víctima inocente es un deicidio,
Un niño hambriento es una blasfemia,
Una mujer violada es una profanación,
Una tortura física o psicológica es un sacrilegio,
Un drogadicto es un templo derrumbado,
un engañado o traicionado es un perjurio ...
Andrés Huertas
Ante esta, y otras sangrantes realidades, ¿no tendríamos que seguir levantando el látigo y la pancarta de la libertad, la justicia, el amor..?